sábado, 13 de julio de 2013

Aterrizando...


Aquí estoy, de nuevo en Madrid, de nuevo entrenando, extremadamente suave, sin ningún objetivo, sin ningún plan, simplemente volviendo a activarme y tratando de disfrutar, que no está siendo tan fácil.
Hoy se cumple una semana desde que me recetaron el antibiótico. El resultado al principio fue brutal ya que en 2 días me quitó la fiebre, algo que me estaba destrozando, ya que me  hacía sentirme muy cansado. Luego, he ido mejorando día a día, despacito. Cada vez toso menos y respiro mejor. Por eso, ya el martes volví a la carga. Muy suave. Tenía muchas ganas.
Corrí 20 minutos en la cinta del gym. A mediodía. A esas horas ya no se puede salir a la calle. Mueres. Sin lugar a dudas. Seguía con la tos, con problemas para respirar, pero a un ritmo lento, que le vino muy bien a mis piernas.
El miércoles me animé con el Club de triatlón y nadé. Tocaba técnica, luego era más tranquilo. Además me tocó con los chicos nuevos por lo que yo marcaba el ritmo. Lo puse todo lo suave que pude. Hubo un par de toses complicadas pero todo fue mejor de lo esperado.
El jueves me fui a  Frankfurt, luego nada. Tuve un día tipo "peonza" y no pude sacar tiempo para ir al gym. Eso si, cené en un japo tradicional espectacular. Descubrí la comida japonesa sin sushi, con otras cosas, y me gustó mucho. El lugar era muy tradicional y la verdad es que molaba mucho la atmósfera que se respiraba. Además me acabé anoche el libro de Murakami que me estaba leyendo, justo cuando el avión se acaercaba al finger. La verdad es que un libro así se merecía un final tan sincronizado y espontáneo. Hacía tiempo que no leía algo que me gustara tanto de una forma tan especial, desde Sampedro, Mendoza o Zafón. El libro se llama "Tokio blues. Norwegian wood" Una maravilla, de verdad.
Y por fín, ayer corrí en runkfurt, 8 km, a un ritmo muy suave. Volví a una distancia razonable y cómodo. Sólo tuve un leve ataque de tos. Es verdad que todavía no estoy recuperado, pero si mucho mejor. También me encontré con mi jefe europeo cruzando un puente. Habíamos hablado mucho de correr y por fin llegaron las pruebas. Fue curioso. Cada uno siguió su camino. Yo no estaba preparado para correr con un casi desconocido. Lo reconozco.
Ayer llegué de madrugada y aquí estoy, escribiendo. Los niños dormidos. Silencio. Maravilloso. Mi doña se ha ido a andar, la pobre está lesionada y no puede correr. A su vuelta, relevo y salgo a correr.
Ahora estoy en esa fase en la que no hay planes, correré lo que me apetezca, simplemente. Y trataré de disfrutarlo a tope.
Mañana bici con mi amigo Javi.
El lunes, vuelta a runkfurt hasta el jueves. A estrenar libro nuevo.

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