sábado, 30 de noviembre de 2013

COMILONAS


Es época de comilonas, desde luego, y complica en ocasiones los entrenamientos. En mi caso, ayer tenía una comida de despedida de una compañera. Fuimos a un sitio de hamburguesas. La idea era comer, descansar un poco y salir a correr por la tarde. Evidentemente no salí a correr.
El planteamiento era correr ayer por la tarde y luego ahora, sábado por la mañana. De esta forma, quería empezar a hacer entrenamientos dobles de manera suave, dejando la noche de descanso. No pudo ser.
El motivo. Muy sencillo. Comí y bebí demasiado. El principal problema fue la cerveza. Me tomé tres cañas comiendo, algo que no suelo hacer y que tampoco me gusta especialmente. La primera me sentó fenomenal porque empezamos a comer tarde, pero las otras dos me sobraron. Fundamentalmente porque me hincharon. Además, comí más de la cuenta. Cuando me fui para casa, pese a que era de noche y hacía mucho frío, el problema principal fue la pesadez que llevaba puesta y que no se me fue hasta que me tomé un poleo.
Honestamente no es un drama ni mucho menos. Disfruté mucho la comida y hasta el jueves había estado entrenando duro y sin parar más de una semana seguida, con entrenos dobles correr-nadar haciendo una semana dura que me va a venir fenomenal. Pero lo cortés no quita lo valiente y las cosas son como son, y así os las quiero contar: quería entrenar y no lo hice por una comilona.
Tendré que tener más cuidado con las comilonas, las cervezas (ayer me mataron) o bien entrenar antes y así llevar el trabajo bien hecho.
Buen fin de semana de frío. Me abrigo y salgo a correr.

No hay comentarios:

Publicar un comentario