martes, 17 de septiembre de 2013

Ya van cuatro


Quién me hubiera dicho hace un año y poco que llevaría 4 triatlones, 3 sprints y 1 olímpico.
Quién me hubiera dicho que hablando antes de la salida con unos y otros, me llamarían experto por ese mismo motivo.
Quién me hubiera dicho que estuviese a punto de nadar en Donosti, una ciudad que adoro, conozco bien y con la que tengo una relación muy especial.
Quién me hubiera dicho que ayer lunes haría un entrenamiento doble normal, sin agujetas, simplemente un pelo más suave.
Quién me hubiera dicho que esto es parte de mi vida tal y como es ahora.
Tras estos pensamientos encadenados os cuento un poco esta pequeña historia.
Todo empezó el viernes saliendo pa allá. Recogiendo a los enanos del cole. El viaje un poco pesado por las insistentes paradas del pequeño para mear. A la vuelta, vino dormido y mucho mejor. Os cuento esto, porque cuando viajas a una carrera también forma parte del esfuerzo que haces, salvo que te lo organices de coña.
El sábado ni activación ni leches. Todo el día con los enanos de aquí para allá es suficiente movimiento, no hace falta más. Por la noche, calló una tromba de agua alucinante, todos los participantes rezando lo que sabíamos para que no siguiera por la mañana. Y se nos escucho.
Me levanto prontito porque tengo que ir a por el dorsal. Preparo y salgo con mi compi Javi que no puede correr conmigo porque tiene un orzuelo. Putada gorda, pero así es la vida.
Dejo la bici y me voy con Santi a la salida del olímpico, que él si hace, por fin, se lo merece más que nadie.
 Salen, luce el sol, el mar en calma, 9:00, todo perfecto. Me espero a que salga del agua para animarle un poco. Va como un tiro, es una máquina.
Me preparo, todo normal, todo tranquilo, me llaman experto, me cuentan la bici donde hay unos repechines según la mayoría de lugareños, pero ya uno me dice que es duro y me mosquea.

Por fin arranco mi carrera, sin neopreno, por el centro. En general nado bien, con varias paradas motivadas por la gente, muchas piernas y demás, afortunadamente sin incidentes aunque a un par le daba unas clases de nadar en grupo... A la salida noto que hay un poco de resaca y se nota que aparecen algunas olas, pero salgo con fuerza. También por el medio, quizás un pelo atrás. Casi todos van con neopreno, está fenomenal!!! mi primera gran natación en mar. Salgo contento.
Cojo la bici y salgo de Donosti. En esos 3km ya noto el nivel de la gente, muy alto. Por aquí hay mucha afición. Me pasa la tercera chica y me quita las pegatinas, joder.
Dicho todo esto llego al primer repechín que en realidad es un puerto bastante duro de 3km. Me engancho a la rueda de la cuarta chica que sube como un avión, o eso me parece a mi, pero si subimos pasando a bastante gente. Pero no se acaba. Rampas muy duras y la última me la hago al mínimo porque no puedo con la piernas. Se supone que es lo peor.
De eso nada. Tras el descenso vertiginoso donde los lugareños se tiran como si no hubiera un mañana, llega el otro repechín del día. Creo que la rampa más dura que he hecho en mi vida. Veo a uno bajarse, otros ya se han caído por no poder subir. Me armo de valor, me agarro a la bici con los piños y para arriba. Nunca he sido tan consciente de que tenía riñones. Subo pero con la lengua fuera. A partir de ahí, rompepiernas hasta la llegada pero un pelo más suave, pero como no lo sabes, ya vas con una marcha menos y acojonado. Por fin llego a Donosti, me queda lo mejor.
Carrerita por la Concha. Y la disfruto. Arranco bien y rápidamente controlo el ritmo. Voy fuerte pero disfrutando a tope. Mantengo posiciones, aguanto el primer km de dolores en las piernas por la transición. Todo fenomenal. En el km 3 hago un primer cambio de ritmo y a falta de 500 metros arranco el sprint. En esa parte final paso a mucha gente. Soy feliz.
Acabo el 270 en 1:36 minutos. No he podido ver más. Soy extremadamente feliz.
A partir de ahí me encuentro con la family, pintxos en los viejo y pa casa.

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