domingo, 3 de febrero de 2013

A tu ritmo

Pues si. Todos lo sabemos. Pero de vez en cuando conviene que te lo recuerden.
Ayer corrí fantásticamente bien. ¿Y eso? pues porque lo hice a mi ritmo y porque el miércoles sufrí como un perro por no hacerlo, el contraste ayuda. Así de simple.
El miércoles empecé rápido, calenté mal, a los 3 km iba a 5:15 min/km, mi máximo, incluido un primer km de calentamiento más lento. Aguanté el ritmo de otros y lo pagué. En el km 6 iba descojonado, aguanté por la bajada un pelo más pero los 2 últimos km fueron infernales. Llegué por mis cojones, básicamente. Sufrí mucho. Acabé en 5:35 de ritmo medio. Lo único bueno, ese sufrimiento no me vendrá mal para la media maratón u otras carreras futuras.
En cambio ayer, empecé muy suave, a 6 min/km y fui progresando. Por el camino hice un cambio de ritmo y subí 3 cuestas bastante duras a lo Anton Krupicka, de puntillas. Volví para casa. En el km 6 cuando la cosa empezaba a subir regulé bien y acabé a un ritmo estupendo, dándolo todo y corriendo a 4:30 min/km subiendo. Podría haber corrido más y me paré en 12.5km que era lo que tocaba en el plan de la media. El ritmo 5:42 min/km, 7 sg de diferencia, tampoco es tanto. Eso sí, las sensaciones fantásticas. Disfrutando del camino. Probando. Haciendo cambios de ritmo. Buscando la arena, el cesped, las cuestas, disfrutando de mis canciones preferidas, pensando en mis cosas, entrando en el trance del corredor... y corriendo más largo que en mi vida.
¿Y eso? pues porque lo hice a mi ritmo.

  

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